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“Turisteando” en Lastarria

Como si no bastara ya el encanto de Barrio Lastarria gracias a aquellas apacibles caminatas en el Parque Forestal, la innumerable cantidad de pequeños rincones que dan vida a bohemios cafés y restaurantes de la capital, y esas dosis de arte que van desde el GAM hasta los pequeños puestos de antigüedades, ésta porción de la capital está llena de importantes hitos que fueron dando vida al gran Santiago tal como lo conocemos hoy.

Es por ello que determinada a adentrarme un poco más en el valor cultural e histórico de ésta zona de la capital tomé uno de los tours de la Municipalidad de Santiago por el Barrio Lastarria, ofrecidos de forma gratuita todos los días jueves. El punto de reunión era a las 10:00 AM en la oficina de turismo del Cerro Santa Lucía, y ahí estaba yo, puntual y dispuesta a darle comienzo a mi mañana al más legítimo estilo de una turista cualquiera.

“Hola a todos, yo soy Leonardo”: esas palabras daban inicio a mi travesía. Comenzamos el tour por el mismo Cerro Santa Lucía, y luego bajamos para bordear la Alameda, arteria principal de la ciudad. Autos pasaban rápidamente ya a esas horas de la mañana así que especial atención a esta parte del recorrido: destaca uno de los pocos homenajes a Gabriela Mistral con los que cuenta la capital. Realizado por el autor Fernando Daza, la obra reflejaba lo que seguiría siendo la tónica del tour: una serie de sorpresas de las que no tenía ni la más mínima idea.

El recorrido siguió y nos detuvimos en otros puntos de interés hasta llegar al conocido GAM, hogar del arte en sus infinitas formas.  Este importante centro cultural data del período del gobierno de Salvador Allende y fue probablemente su noble misión y visión lo que hizo posible uno de los hitos arquitectónicos más notables de la época: en tan solo 275 días fue construido la sede que daría acogida a la Tercera Conferencia Mundial de Comercio y Desarrollo de las Naciones Unidas (mejor conocida como UNCTAD III) y en donde se discutió uno de los tópicos más importantes del ayer y el ahora: cómo superar la pobreza.

En la construcción participó una cantidad notable de ciudadanos voluntarios, lo que ha marcado desde siempre la esencia principal del GAM como un lugar de reunión y cultura. Cerrado luego del Golpe de Estado y convertido en el centro de operaciones de la junta militar, el GAM recuperó su sentido años después y con la vuelta a la democracia para luego y en el 2006 sufrir un incendio que obligó a su reconstrucción y que hoy se caracteriza por una arquitectura que transmite transparencia y apertura a la ciudad. Que conste que todo lo anterior lo sé gracias a Leonardo.

Seguimos caminando y llegamos a la calle Victorino Lastarria, vía principal que da nombre al barrio con el mismo apellido. Estando ahí nos encontramos con los clásicos de siempre: el Biógrafo, el Bocanaríz, Chipe Libre (aquí otro “dato freak”: Ch por “Chile” y “Pe” por Perú”) restaurant que cuenta con 90 clases de pisco y que bajo la auto denominación de “República independiente del pisco” con fronteras limítrofes en el sur de Perú y el norte de Chile rescatan los mejores brebajes de la zona y proponen un pacto de paz entre chilenos y peruanos sobre la atribución de la aclamada aguardiente de uva. Casi llegando a la esquina con Rosal (en esta calle está ubicado el café Wonderland, un imperdible del momento) nos encontramos con el Museo de Artes Visuales y al frente divisamos la Parroquia de Veracruz que data de finales de 1800 y que esboza el contraste arquitectónico que se aprecia a lo largo de todo el barrio. Seguimos caminando y nos sorprenden los pequeños puestos de artesanías y demases justo antes de llegar casi al Parque Forestal.

Para ese entonces, y cuando creía que nuestro guía turístico ya había esbozado cada pequeño detalle de Barrio Lastarria, resultó ser que el Parque Forestal también alojaba una buena cuota de historia de la cual tampoco tenía ni la más vaga idea. Como por ejemplo, que fue construido como forma de demostrar que Santiago era una ciudad moderna y que la serie de esculturas que hay dentro de él son una serie de regalos hechos por distintos países a Chile.

Llegando al final de uno de los pulmones verdes más grandes de todo Santiago, nos topamos de frente con el Museo de Bellas Artes, uno de los tantos museos de Santiago que se pueden disfrutar de forma gratuita y que probablemente aloja otra cuota importante de historia. En esta ocasión no fue tarea de Leonardo contármela, por lo que tendré que ir yo misma a descubrirla.

 

 

 

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