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Parque Metropolitano: El pulmón verde de Santiago

 

El Parque Metropolitano. Una isla en medio de una jungla de concreto. Rodeado por cemento, es el pulmón más grande de nuestra capital. Aquel día, tomé el metro hasta Baquedano, caminé por barrio Bellavista y llegué a la estación funicular de Pío Nono, una de las varias entradas al Parque Metropolitano, el que este año celebra su centenario y que me esperaba para ser descubierto en detalle.

Tomé el teleférico que me llevó a la cumbre del Cerro San Cristóbal, el cual ha funcionado durante años y que es en sí mismo una reliquia de nuestro gran Santiago. El Parque Metropolitano comprende 6 cerros y me paraba en ese momento en el lugar donde los ciclistas que lo suben se premian con un mote con huesillo y una vista panorámica de toda la capital. Yo opté por un café mientras me disponía a contemplar la cordillera nevada en plena temporada de invierno.

Mientras lo hacía, me enteraba gracias a uno de los guías del lugar que el Parque Metropolitano está comprendido por un total de seis cerros. Al cerro donde estaba parada le siguen el Cerro Chacarilla donde se encuentra la piscina Antilén, luego el Cerro Los Gemelos donde se encuentra el anfiteatro mirador Pablo Neruda, y luego el Cerro Polanco. Abarca también una punta del Cerro Pirámide y por último el macizo del Cerro Carbón, en palabras del guía, “una cosa gigante” de alrededor de 1300 metros por sobre el nivel del mar.

En total, 737 hectáreas y que comprenden un zoológico, el conocido “Bosque Santiago”, una serie de parques urbanos, un teleférico, funicular e incluso piscinas disponibles en la temporada de verano, más información aquí.

Seguí mi tramo y me dejé llevar por mis pies. Descubrí así varias tiendas de souvenirs, cafés y puestos que acompañan una de las paradas más conocidas del Parque Metropolitano, así como me asomaba curiosamente a la caseta de máquinas del funicular y que está abierta para que los visitantes observen más de cerca el funcionamiento de este. También se encuentra ahí parte de una muestra museográfica creada especialmente con motivo de celebración de los 100 años del parque.

Mi visita siguió hacia el zoológico. A mi llegada se me explicaba que todo el trabajo que se hace en el lugar está orientado a la conservación y cuidado de las especies animales así como ocurre lo mismo en el caso de la fauna silvestre que también está a la vista para los visitantes. En el lugar habían disponibles charlas libres así como un Zoo Cine con documentales sobre el mundo animal.

Luego seguí hasta mi última parada y la que debo decir que fue mi favorita, el teleférico. El teleférico del Parque Metropolitano fue reinagurado luego de haber dejado de funcionar en el año 2009 y es hoy uno de los grandes atractivos turísticos de nuestra ciudad.

Desde que volvió a estar abierto al público, muchísima gente ha querido darle el visto bueno a todas las nuevas características de este. Por ejemplo, más espacio en las cabinas, lugar para coches de bebés y hasta la posibilidad de transportar bicicletas. Luego de haber pagado mi pasaje, finalmente subí.

Increíble. Una vista panorámica de todo Santiago me regalaba mi tramo en el teleférico. Una postal para recordar, aparte de que la sensación de estar suspendida en el aire es otra cosa que me encantó. Una dosis suficiente de adrenalina para los más cautos y un recorrido muy tranquilo para los más audaces.

Recomiendo hacer todo el recorrido, pero si quieres subirte al teleférico solamente también puedes hacerlo. Con una vista increíble despedía mi jornada en el Parque Metropolitano de Santiago.

Como dato útil, suguiero visitar el lugar de martes a domingo ya que los días lunes a pesar de que la mayoría de los espacios funciona con normalidad, algunos imperdibles como el teleférico no se encuentran abiertos.

 

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