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Disfruta

Caminando por la Quinta Normal

 

Aquel sábado desperté temprano, a pesar del frío de otoño, el día pintaba maravilloso para salir a dar un paseo. Después de tomar mi desayuno salí a caminar y ver los colores de la ciudad, aunque no pretendía ir muy lejos, sabía que quería ver algo que nunca antes hubiese visitado. Mi destino: El parque Quinta Normal.

Me tomó poco de 30 minutos llegar, y el parque me recibió con una suave brisa. Se me hizo fácil desconectarme de la ciudad, aunque seguía en ella. No quise mirar el celular en toda mi caminata, quería tener todos mis sentidos puestos en vivir esta experiencia.

Al adentrarme al parque me sentí más que encantada con el caer de las hojas, sus diferentes tonalidades de color naranjo y cómo se despliegan por todas partes me recordaron porqué otoño es mi estación favorita del año.

Hay muchas cosas que se pueden hacer en el parque, desde compartir con los amigos hasta visitar algunos de los museos más emblemáticos. En esta ocasión opté por la segunda opción y me adentré en el maravilloso mundo del Museo Nacional de Historia Natural que hace un impecable recorrido por la diversidad y riqueza bilógica de Chile.

Las horas pasaron volando sin darme cuenta, cada una de las exposiciones está increíblemente ambientada y es fácil perderse en la lectura explicativa. Junto a mí, una madre leía cuidadosamente a su pequeño sobre el origen de la tierra y los diferentes tipos de paisajes del norte de Chile. Debo confesar que los acompañé por un buen rato, me gustaba la complicidad de su relación y en parte, fueron mis guías personales durante unos minutos.

No quería salir del Museo, me había sumergido en su mística de una manera impresionante. ¿Cuál sería mi siguiente parada? Mientras tomaba la decisión opté por caminar sin rumbo, entre la risa de unas niñas scout, que me hicieron recordar mi niñez, y una pareja que compartía un café en uno de los bancos.

Sin darme cuenta llegué al Museo Ferroviario, 16 locomotoras fueron suficientes para sentirme en una época diferente. Al entrar en uno de los trenes, dejé volar mi imaginación, ¿cómo hubiese sido vivir en esos años de locomotoras y carbón? Me pensé con un traje de antaño, guantes de seda y una maleta de cuero, lista para recorrer el mundo.

Hay dos de ellos en los que puedes entrar, incluso hay uno que perteneció al gabinete gubernamental. La sala de reuniones tenía aún la mesa y los sillones de aquel entonces, donde se celebraban reuniones importantes mientras se trasladaban de un lugar a otro. ¡Que importante para la historia! Sin duda alguna un recorrido mágico.

Me devolví al parque, compré un café y me senté en un banco frente a una pequeña laguna artificial con botes de pedaleo. Habían dos parejas y un papá con sus dos hijas, a los que observé por largo rato. Sin darme cuenta el sol comenzaba a caer ante mis ojos y fue allí cuando decidí regresar a casa tras haber pasado un día de paz en medio de la movida ciudad.

Cómo Llegar: Metro Quinta Normal. Línea 5.

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