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Disfruta

Un Sábado en Plaza Ñuñoa

 

La llegada de la primavera con sus días soleados llenó los parques de la Región Metropolitana. Esta vez, decidí recorrer Plaza Ñuñoa y sus alrededores en busca de panoramas y, por supuesto, buena comida.

El día estaba perfecto, 27 grados, un sol radiante acompañado de un ligero viento que hacía que el calor del ambiente no se sintiera pesado, ¡ideal para dar un paseo! Ya eran casi las dos de la tarde y había llegado el ansiado momento de decidir qué almorzaría.

La oferta gastronómica de Plaza Ñuñoa es variada, comida italiana, peruana, japonesa, mexicana, chilena y muchas otras llaman a probar los anfitriones de los distintos restaurantes: “almuerzo rico, ¿una cervecita?”, me dijo más de uno invitándome a pasar. Desde los $15.000 pueden almorzar dos personas en cualquiera de estos locales.

Yo me fui por lo clásico y me acomodé en una mesa para dos personas en “Las Lanzas”, ubicada en Humberto Trucco 25. Me comí una carne mechada jugosa y blandita acompañada de unas ricas papas fritas. Totalmente recomendada.

Cerca de las 4 de la tarde cruce a la plaza y me encontré con decenas de niños y adultos disfrutando de una obra de marionetas. Había recién terminado el show de un payaso y los espectadores se habían reacomodado hacia el nuevo escenario: “Teatro en una maleta” decía un cartel anunciando su página en Facebook, porque tal como su nombre lo dice, sobre una mesa de madera había apoyada una maleta que reunía diversas escenografías y pequeñas marionetas que daban vida a Hansel y Gretel.

Me sorprendió la meticulosidad con la que la actriz movía las marionetas y la versatilidad de su imponente voz, que lograba que todos los personajes tuvieran tonos y personalidades distintas. Me senté junto a los niños y vi atenta los 15 minutos que duró la obra.

Luego de los aplausos me acerqué a la actriz, Ignacia Durand, quien me comentó que estará todos los fines de semana por el mes de octubre en Plaza Ñuñoa haciendo presentaciones, pronto con nuevas obras. ¡Sin duda volveré a verla!

Mientras tanto conversábamos, podía ver como más atrás armaban una nueva escenografía que seguiría entreteniendo a los niños, esta vez con un show de títeres. Increíble la cantidad de expresiones artísticas que le ofrece esta plaza a sus visitantes.

Seguí mi rumbo y crucé la calle hacia la heladería “Fillipo”, ubicada en Av. Irarrázaval 3494. A pesar de que habían hartas personas no se demoraron en atenderme. Gasté un poco más de dos mil pesos por un helado de barquillo de dos sabores: dulce de leche y lúcuma fue mi elección. ¡Riquísimo!

Volví a cruzar a la plaza y me senté en el pasto. Escuchaba, ya más de lejos, el show de títeres que aún estaban dando. Pensé en la posibilidad de panoramas que permiten los días soleados: las actividades y lugares entretenidos están, sólo tenemos que recorrerlos y disfrutar Santiago.

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